Filosofía.

El Colegio la Enseñanza se fundamenta en el fortalecimiento de valores como el amor a la vida, respeto a la dignidad humana, solidaridad, justicia, honradez, honestidad, libertad, tolerancia, autoestima y demás valores consagrados en la axiología cristiana que buscan la formación integral de toda la comunidad.

Se toma como principio fundamental la persona humana en todas sus dimensiones, con sus cualidades y limitaciones proponiéndose firmemente ayudar a su formación y desarrollo para que sea un ciudadano ejemplar, útil a la sociedad y comprometido con su desarrollo de nuestra región.

Basados en los planteamientos anteriores, cada uno de los niveles ofrecidos por el colegio pretende propiciar la formación integral, buscando mejorar la calidad humana de los diversos integrantes de la comunidad. El enriquecimiento intelectual debe servir para que la solución a los diversos problemas, tanto personales como comunitarios, se haga en forma responsable y autónoma, profundizando el sentido de la vida.

El hombre, es un ser que en cuanto a su persona posee gran riqueza en facetas de su vida. La conciencia es la potencialidad que tiene el hombre de trascender su nivel orgánico y llegar a las otras dimensiones de la vida personal. Estas dimensiones son las manifestaciones de la conciencia, nuestra vida como personas está dotada de una dimensión de profundidad, de interioridad, que nos diferencia de los demás animales y permite ser dueños de nuestros actos y del ser. Somos sujetos, dotados de una vida interior que nos lleva a recogernos y renovar las fuerzas que nos animan en la interioridad. Vivir perdido entre las cosas del mundo, ansiando tener antes que ser, es vivir una vida interior alienada y sin autenticidad, por eso el colegio se preocupa por favorecer la meditación, motor que impulsa el desarrollo del mundo interior a fin de enriquecerlo con valores, ideales y consagraciones que den vitalidad al interior y se manifiesten en la vida exterior.

El hombre no es solamente interioridad, también esta formado por la exterioridad corporal o corporeidad. Gracias a esta dimensión somos animales, nos desarrollamos, reproducimos, movemos, comunicamos, y somos capaces de mantener una vida autónoma frente al medio natural, pero también por esta dimensión tenemos necesidades y buscamos satisfacerlas. La corporeidad es el contrapeso de la interioridad. A través del cuerpo estamos expuestos a la naturaleza, a los demás y a nosotros mismos. La institución busca evitar deformaciones que trastornen nuestros cuerpo, por eso realiza acciones tendientes a evitar el desprecio por nuestro cuerpo y evitar también su contraparte que consiste en despreciar la espiritualidad o vida interior. La primera nos ubica en el amor exagerado por el alma y la segunda nos lleva a la idolatría del cuerpo. Buscamos entonces entender que la persona humana es un ser vivo corpóreo animado por la razón. Por eso se buscarán estrategias que nos permitan cada día la perfección apoyándonos en las fuerzas de la naturaleza, cuando éstas favorezcan nuestros objetivos; y enfrentándonos a ellas cuando descubramos que nos entorpecen o amenazan nuestros desarrollo personal.

La persona humana no se realiza en el aislamiento. La comunicación es otra dimensión clave de nuestra existencia. Pero la comunicación no es sólo intercambio o relación con los demás, es una capacidad y una actitud básica del hombre frente al otro; por eso cuando negamos a nuestro prójimo estamos favoreciendo la aparición del odio. Frente a la fuerza negativa del odio debemos enfrentar la fuerzo positiva del amor. El amor nos permite afirmarnos a nosotros mismos y afirmar al otro. El colegio buscará entonces favorecer el amor entre los miembros de su comunidad permitiendo establecer relaciones que nos lleven a la comunión, la cual es una actitud de servicio hacia los demás.

 

La vida personal se caracteriza también por la capacidad que tenemos de hacer frente, de afrontar el mundo. El hombre para alcanzar sus metas necesita expresarse y responder ante las provocaciones que el medio le presenta. El coraje y la fortaleza se pueden cultivar para que las personas sean capaces de aceptar o rechazar los actos que los benefician o los agreden. Lograr hombres que se mantengan firmes y dueños de sí mismos es el reto que enfrenta el colegio. Lograr el cultivo del buen afrontamiento es lograr defender la dignidad del hombre y su identidad como tal.

La libertad es una cualidad interior del hombre; concebirla en el extremo de lo concreto y palpable nos puede conducir a definirla y describirla con exactitud y dejaría de ser libertad; si la entendemos como pura cualidad entonces se torna indefinible y nos lleva a la improvisación. La libertad nos es un concepto; es algo vital y objetivo que nos permite hablar de grados de libertad en el hombre. La libertad no crece como crece un órgano, la libertad se conquista con la capacidad de ser libres. Nos hacemos libres en la medida que luchamos por mantener la autonomía de nuestras decisiones. Esa autonomía nos la da la racionalidad y las demás dimensiones del ser humano. La libertad tiene sus limitaciones. La corporeidad y la ubicación espacio-temporal reducen el campo de aspiraciones e ideales. Los valores expresados en principios, ideales y consagraciones delimitan la libertad del ser humano.

La vida de la persona está abierta y dirigida hacia la realidad, la capacidad para descubrir las realidades superiores hacia las que se siente atraído es la dimensión de la trascendencia. Esta dimensión permite entender que el hombre nos es un ser perfecto y acabado sino un ser llamado a, en busca de la perfección. La perfección de vida de un pueblo depende de su cuadro de valores y de la vitalidad que le inyecten a ellos, por eso es necesario afianzar en nuestras vidas la justicia, el amor, la libertad, la honestidad, la dignidad y otros valores que nos proporcionen mayor perfección humana a todos.

La acción, es la dimensión humana que nos lleva a la realización. La acción es la actividad integral del hombre, es la mayor expresión del desarrollo personal. Por esta razón no cualquier acción desarrolla al hombre, hay acciones destructivas, degradantes y despersonalizantes. Para que una acción sea personalizante debe promover la realización de las demás dimensiones, debe transformar la naturaleza, perfeccionar y enriquecer el universo de valores, intensificar la comunicación y facilitar la liberación.

 

El desarrollo de las dimensiones del hombre, sin duda deben transforman las formas de relación interpersonal entre los miembros de la comunidad. Debemos dejar a un lado la concepción egocéntrica de la relación económica y transformarla por una relación alterativa, que busque el desarrollo integral de la persona en cuanto a lo económico y no solamente el enriquecimiento de la persona basado en la negación de los demás.

La política debe buscar la organización y el gobierno de la sociedad en orden a la obtener el bien común y no en busca del bien personal. La democracia existe en cuanto los intereses de todos los ciudadanos están representados en el gobierno. Debemos cambiar la práctica de quienes compran el poder y la voluntad de los más débiles.

Debemos perfeccionar la alteridad erótica bajo los lineamientos del perfeccionamiento de nuestras relaciones como seres sexuados. Se debe vivir la sexualidad mediante el respeto y el cariño mutuo entre el hombre y la mujer, mediante la apertura al otro para entender mejor el compromiso social de la persona humana. Es necesario abandonar los conceptos machistas que niegan la otridad sexual de la mujer y la coloca al servicio del hombre para procurarle placer, para cuidar los hijos y la casa. La liberación de la mujer se debe entender como un reconocimiento de su personeidad.

El niño cuando nace carece de cultura, es incapaz de valerse por sí mismo. Su vida, sobre todo en la infancia, se resuelve en un lento proceso de aprendizaje. El ámbito de la vida humana donde prima el aprendizaje o adquisición de conocimiento, costumbres y valores a partir de las instituciones y personas, es el ámbito pedagógico. El ambiente pedagógico es una nueva forma de relación interpersonal en donde pueden actuar los padres, los hijos, el educador, el estado, el pueblo. Es tarea primordial romper los esquemas totalizantes del sistema para crear nuevas relaciones en donde prime la idea de la ayuda y la comunión. La alteridad en este aspecto debe fundamentarse en la palabra del otro, el niño y el joven tienen su propia palabra, la cual deben expresar. La palabra del educando no ha de ser tomada como un peligro, al contrario ha de ser escuchada para cimentar en ella el sentido crítico, la creatividad y la responsabilidad.

La religión penetra todas las etapas de la vida cultural de los pueblos. Las creencias religiosas pueden confundirse fácilmente con supersticiones y postulados ideológicos alienantes. Puesto que toda religión encierra una forma estructurada de cosmovisión, es tarea primordial clarificar esos postulados para la religión se constituya en el principal sostén liberador y no opresor de la vida.

La religión debe responder a nuestras relaciones con Dios, nos debe llevar a buscar el bien común. Tenemos que aprender a oír la palabra del hermano, del otro, y a través de esa palabra, entender y comprender la palabra de Dios, el totalmente Otro, que aún no conocemos a sabiendas que nos han enseñado a pronunciar su nombre desde la infancia. La iglesia debe ser la iglesia de los pobres, de los marginados, para que pueda ser liberadora, salvadora.

Otra de las actividades del hombre es la actividad científica. Esta actividad produce un amplio campo de relaciones sociales que pueden resultar opresoras o liberadoras. La alteridad científica, nos exige comenzar por asentar el principio de la supremacía absoluta del hombre como ser concreto, con sus diferencias, triunfos y fracasos. Se respeta al prójimo cuando se colocan los saberes y los conocimientos al servicio de sus necesidades reales, sin engañarlos, sin atiborrarlos de conocimientos inútiles.

La vida no es sólo trabajo y seriedad, también es descanso, distracción, juego, diversión. Lo negativo en aspecto es que se puede tomar como una forma de alienación que a su vez resulta sutil y placentera. Utilizar la diversión y el esparcimiento como forma de ocultar los problemas y contradicciones es propio de los sistemas políticos totalizantes. Para evitar caer en este error, es necesario tomar el juego devolviéndole toda su fuerza de alteridad, el juego nos abre y enfrenta al otro con quien puedo competir en orden a lograr una superación mutua, la competencia desinteresada permite descubrir al otro, ayudarlo al tiempo que nos ayuda, abrirnos a su mundo y trabar amistad y fraternidad con él. El ocio creativo o pasatiempo es una actividad no laboral ni remunerada que nos permite distraernos creando o transformando algo; pero es necesario no caer en el consumismo patrocinado por la sociedad moderna. El juego debe ser liberador y no opresor.